martes, 27 de abril de 2010

reencuentro

Venía ya tarde para devolver unos libros cuando reconocí una cara a lo lejos. Igual, no hay nadie, pero ¡no! Cuando justo seguía de largo dijo mi nombre completo. No soy mal educado, así que con molestia tuve que voltear a saludar a quien en verdad ni conocía. Me preguntó qué tal, qué hacía por aquí. Yo, pues nada, aquí estudio, y entre un dime y un par de diretes pues acabó todo. No sin antes increparme el porqué no asistía a las dizque famosas reuniones de la dizque promo del cole'.
Yo, dije sin asco, no conozco a nadie. Me miró indignado y me dijo que cómo era posible. Pues contesté que sólo de vista y me despedí con impaciencia.

Sentí la victoria y la desazón al mismo tiempo. La mayoría de la gente de mi promo me causa tanta cosa que prefiero mantenerme al margen y no verlos. Recuerdos pestes que quedaron en mi memoria de por vida, lo sé, pero qué se le hace. No más seguir y zurrarme en los miles de mails que recibo casi a fin de mes de sus muy organizadas reuniones. No quiero ni imaginarme lo que sería si voy a esas chanchadas. Que el reencuentro, que la unión, que no sé qué más cojudez que cuentan. Todos otrora malignos (no olvido ni un detalle). Pero en fin, prefiero no ver a nadie. Así todos felices, hasta yo.